Vaya con Don Gerardo, porque así me imagino que se dirigirá su secretaria, sus lameculos de confianza y sus desconfiados empleados. A mi personalmente me gusta dirigirme a él de una manera más familiar.
- ¡ Gerarditoooo ! - le gritaba la profesora en el cole - ¡ Deja de mirar las carteras de tus compañeros y sal ahora mismo a jugar al patio !
Gerardito salía y se sentaba solo, cerca de la valla que delimitaba el patio. De repente sacaba de su bolsillo un papel arrugado que recomponía con avidez y mirada lista, se levantaba y lanzándolo, se le oía gritar:
- ¡ Tomaaa !
El papel había adquirido forma de avión y planeaba por encima de las cabezas de sus compañeros.
Gerardito se colocaba las gafas con su dedo índice y soñaba con aviones, nubes y pájaros...