miércoles, 21 de abril de 2010

EXCLUSIVAS CLUB INTERNACIONAL DEL LIBRO (y III)

Bueno, por fin.
Parece ser que la luz que había al final del largo túnel no era otra trampa más y al igual que cuando sales de un túnel coges una bocanada de aire fresco y respiras, así hemos hecho nosotros. Yo no me jugaba nigún dinero en esto pero desde luego me he alegrado como el primero de que haya salido todo bien porque hay cosas que no se pueden tolerar.
Tras la segunda revocación hubo un periodo de espera con alguna llamada de teléfono que otra. El objetivo de estas llamadas no es otro que el de presionar y atemorizar para que los arrepentidos compradores no insistan en su decisión de revocación. En marzo también recibió dos cartas que expongo a continuación:































Una primera en plan recordatorio, diplomática y en el estilo de la anterior que la mandaron y otra carta amenazante con el claro objetivo de intimidar a esta pobre señora y hacerla pagar. Al día siguiente llamé a la OMIC para ver la posibilidad de presentar una reclamación, les expliqué la situación y me comentaron que no teníamos nada que temer pero que aún así llamara a la empresa para recordarles la obligación de venir a recoger la mercancía y si en una semana no se presentaban, que me descargara una hoja de reclamación en la página del ayuntamiento, la rellenara y fuese a presentarla. Logicamente tenía que estar firmada por la interesada.





















Hoja de reclamación cumplimentada y sellada






Después de haber presentado la reclamación el 26 de marzo todavía pasó casi un mes hasta que vinieran a recoger el material, aunque también es cierto que se celebró la Semana Santa entre medias. Eso si, la llamaron un par de veces para exigirla que les mandara determinadas copias de documentos, que ella religiosamente les envió a través de carta. La dije que no tenía obligación de mandarles nada y que lo único que querían era marear más la perdiz.
Hoy a las 14:00 ha venido el repartidor a llevarse todo y a pagar los 85 € que debian (sinceramente, no contaba con ellos). Minutos antes había intentado contactar con la OMIC porque estaba dispuesto a denunciarlo a la policía. De todas maneras el hecho de que hayan venido a recoger la mercancía no va a suponer que me quede sentado en el sillón sonriendo como un tonto, voy a removerlo todo lo que esté en mi mano y no descarto lo de la denuncia.
Espero que la experiencia pueda servir de algo para resolver futuros fraudes y que sirva como un hilo de esperanza para otras personas sumidas en este agujero. Si habéis leido el anterior artículo, habréis comprobado que esta historia no es un cuento que os quiera vender, es real y está avalada con todos los documentos que tengo sobre ello, que esta gentuza existe y que si os descuidáis os pegarán un buen pellizco en la cartilla del banco a cambio de mierda bañada en oro.
Un compañero de experiencia, raffi, comentó hace unos días en una entrada anterior su historia y dejó un enlace donde se puede ver un vídeo muy descriptivo de una venta a domicilio de estas características y que quería compartir con vosotros.  Pincha para ver Vídeo.
Saludos y recordar que no somos menos tontos por no querer reconocer que nos engañaron.