Esta mañana me he encontrado en el centro de Valladolid con una de las muchas manifestaciones que diariamente se convocan en gran parte de las localidades de este país.
Afectados por las preferentes estaban concurridos ante la entrada de Caja España en Fuente Dorada esta mañana y, aunque tenía alguna cosa que hacer en casa, me he quedado como manifestante solidario, aunque solo fuera por hacer bulto.
Me ha impactado observar como la media de edad de los manifestantes superaba los 65 años, personas con caras y manos curtidas por la vida y el trabajo, que en su día confiaron sus ahorros a alguien que seguro no les mintió pero que tampoco les contó toda la verdad sobre el producto en cuestión, y es que para engañar a una persona no hace falta mentirle, basta con contarle una verdad a medias.
Me ha llamado también la atención el despliegue policial que había en la zona: dos furgonetas de la policía nacional con unos diez efectivos y otros cinco o seis municipales. Todo ello para velar por la seguridad de las veinte o treinta personas que han acudido a la manifestación y poder velar así por su derecho a manifestarse libremente. Pero para eso queda poco, porque el Ejecutivo está estudiando la forma de criminalizar cualquier manifestación que "escueza" a los representantes de los ciudadanos (hay que joderse que controversia).
Por otra parte, creo que no tiene que ser fácil para un policía estar ahí en las circunstancias dadas esta mañana, velando por mantener el orden y sabiendo que los verdaderos criminales no están delante de ellos.
No hace falta averiguar donde ha ido el dinero de esta gente, que más o menos todos los sabemos, ahora lo que hace falta es que les devuelvan los ahorros de toda una vida, ganados con el esfuerzo y sacrificio de sus legítimos propietarios, esfuerzos que por otra parte también tributaron y levantaron a este país y a las generaciones como la mía...
...un país que ahora les escupe en la cara.